"Soltero"

 


Basado en la historia real de Esteban, lector de "Narrativas de Impacto", desde Cuenca, Ecuador.

Esteban nos escribió desde la histórica ciudad de Cuenca, enclavada entre montañas y ríos en el corazón de los Andes ecuatorianos. Su relato es un testimonio de cómo los momentos más oscuros pueden transformarse en los más significativos, cuando uno decide mirar más allá de la adversidad.

"Cuenca siempre fue mi hogar. Nací aquí, me casé aquí y construí una vida que pensé sería para siempre. Pero hace tres años, esa vida se desmoronó. Mi matrimonio de 15 años terminó, y lo que quedaba era yo, solo, en un pequeño departamento en el centro de la ciudad. Desde mi ventana veía la cúpula azul de la catedral y escuchaba el murmullo de la ciudad, pero nada de eso llenaba el vacío que sentía dentro."

Al describir su experiencia, Esteban nos habló de su profunda soledad. Cuenca, una ciudad vibrante con calles empedradas, mercados coloridos y paisajes impresionantes, parecía más apagada que nunca para él. Las caminatas que antes disfrutaba por el río Tomebamba se convirtieron en un recordatorio de lo que había perdido. "Sentía que estaba caminando por un desierto, aunque estuviera rodeado de vida."

Durante los primeros meses, Esteban luchó por encontrar sentido a sus días. Iba al trabajo, regresaba a casa, comía algo rápido y pasaba las noches en silencio, mirando las paredes vacías. Pero todo cambió una tarde, mientras revisaba cajas que había traído a su departamento. En una de ellas, encontró su vieja cámara fotográfica analógica, olvidada desde hacía años.




"Esa cámara me transportó a mi juventud. Recordé cómo, de adolescente, pasaba horas caminando por Cuenca con ella, capturando imágenes de las fachadas coloniales, los mercados y las caras de la gente. Era mi manera de conectar con la belleza de mi ciudad. Al sostenerla de nuevo, sentí algo que no había sentido en mucho tiempo: una chispa de esperanza."

Esteban decidió desempolvar la cámara y dar un paseo por el barrio. Comenzó tímidamente, tomando fotos de los balcones adornados con flores y los arcos de piedra que tanto caracterizan a Cuenca. Poco a poco, las imágenes cobraron vida, no solo en su cámara, sino en su interior. "A través del lente, empecé a notar cosas que antes pasaban desapercibidas. La luz del amanecer reflejándose en el río, los colores vibrantes de las frutas en el mercado, las sonrisas de los vendedores. Era como si la ciudad estuviera hablándome, mostrándome que aún había belleza, incluso en mi tristeza."

Mientras caminaba por la ciudad con su cámara, algo más comenzó a cambiar. Esteban sintió que la soledad que tanto temía no era un castigo, sino una oportunidad. "Me di cuenta de que este desierto personal era un lugar de transformación. No podía controlar lo que había perdido, pero sí podía decidir qué hacer con lo que tenía."




Un día, mientras tomaba fotos en el mercado 10 de Agosto, Paula, una mujer que dirigía talleres comunitarios de arte, se acercó a él. Al notar su cámara, le propuso enseñar un taller de fotografía para adultos mayores. Esteban, aunque dudoso, aceptó. "Pensé: ¿Qué tengo para enseñar? Pero Paula me animó diciendo que, a veces, compartir lo que tenemos, aunque sea poco, puede iluminar el camino de otros."

El primer día del taller, Esteban sintió nervios al enfrentarse a un grupo de personas que esperaban aprender algo de él. Sin embargo, al ver la emoción de los asistentes al captar sus primeras fotos, algo dentro de él cambió. "Era como si, al ayudar a otros a ver el mundo a través del lente, también estuviera aprendiendo a verlo de una manera nueva."

El taller fue un éxito, y Esteban se involucró más en la comunidad. Sus caminatas con la cámara lo llevaron a explorar no solo los rincones de Cuenca, sino también los pueblos cercanos. Sus fotos comenzaron a contar historias: la vida cotidiana de los artesanos en Gualaceo, los mercados de flores en el centro de la ciudad, las montañas que rodean el Parque Nacional Cajas.

Hoy, Esteban ha logrado convertir su pasión en un proyecto que inspira a otros. Organiza exposiciones fotográficas en la ciudad y dirige talleres para jóvenes y adultos. En su última carta al blog, escribió:

"La etapa más oscura de mi vida fue también la más transformadora. Descubrí que la soledad no es un vacío, sino un espacio para escucharnos a nosotros mismos y reencontrarnos con lo que realmente importa. Mi cámara, que estaba olvidada en una caja, se convirtió en el instrumento que me ayudó a ver la belleza que siempre estuvo allí, incluso en los momentos más difíciles."

Esteban compara su experiencia con los procesos naturales de la tierra. "En Cuenca, durante la época seca, los campos parecen muertos, pero cuando llegan las lluvias, todo florece. Creo que la vida funciona de la misma manera. A veces atravesamos sequías internas, pero son necesarias para preparar el terreno para algo nuevo."

La historia de Esteban desde Cuenca nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, hay una luz esperando ser descubierta. Como un río que sigue fluyendo entre montañas, su vida encontró un nuevo cauce, transformándose en un testimonio de resiliencia, renovación y esperanza.

Comentarios

Entradas populares