La Fundación que Oscureció la Esperanza: Parte 1

La Fundación que Oscureció la Esperanza – Parte 1: El Sueño Compartido

En el año 2005, cuando el futbolista Rafael Márquez vivía uno de los momentos más brillantes de su carrera profesional, nació en México una iniciativa que rápidamente ganó afecto, prestigio y visibilidad: la Fundación Fútbol y Corazón. El proyecto se presentaba como un puente entre la fama deportiva y el compromiso social, con un objetivo claro y conmovedor: mejorar la calidad de vida de niños y jóvenes en situaciones vulnerables mediante el deporte, la educación y la salud.

Durante más de una década, la fundación organizó torneos, campamentos, talleres de desarrollo humano y jornadas de salud comunitaria en barrios del estado de Jalisco. Los medios destacaban la figura de Márquez como un ejemplo de responsabilidad social. Empresas privadas comenzaron a colaborar. Políticos se fotografiaban junto a él. La imagen era impecable: un ídolo que “devolvía” a su pueblo lo que el éxito le había dado.

Sin embargo, en el trasfondo administrativo, algo se desvió. Entre 2010 y 2015, la fundación recibió más de 77 millones de pesos en efectivo y otros 12 millones en especie. Esa cifra, si bien podría justificarse por el crecimiento de su alcance, despertó sospechas cuando comenzó a cruzarse con información financiera relacionada al presunto narcotraficante Raúl Flores Hernández.

En agosto de 2017, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos incluyó a Rafael Márquez y a su fundación en una lista de entidades y personas que presuntamente habían servido como testaferros o vehículos para operaciones de lavado de dinero.

La noticia cayó como un relámpago en la opinión pública. La imagen del deportista ejemplar comenzó a tambalearse. La pregunta que sobrevolaba era clara: ¿se había utilizado una organización de niños para disfrazar una estructura criminal?


Continuará en la Parte 2: La Caída de la Confianza

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